Somos el centro de todo.
Las modas van y vienen, pero las personas somos el centro.
Quienes comprendieron esta realidad, tan simple pero tan olvidada, son aquellos que triunfan en los negocios.
A veces nos despistan los tiempos cada vez más vertiginosos, los informes de ganancias para los socios, el avance de la tecnología, las maniobras de la competencia y todo aquello que, a la hora de tomar decisiones, se vuelve urgente.
Ahora, como dice nuestra matriz de gestión del tiempo*, debemos hacer foco en lo importante. Y lo importante somos nosotros, las personas.
Debemos orientar nuestro modelo de gestión a satisfacer necesidades básicas. No dejemos que las planillas Excel nos confundan, aprendamos los nombres de nuestros clientes. Dediquémosle una sonrisa incluso aunque nuestro día esté un poco gris. Pensemos en SU necesidad y la nuestra se verá satisfecha.
¿Karma, Esoterismo? No, simple practicidad.
Es hora que entendamos que no debemos copiar los modelos de gestión de las grandes empresas, sino que debemos imprimir en nuestros emprendimientos los valores que traemos de nuestra vida personal. De este modo podremos conectar con nuestros clientes y entablar una relación basada en el afecto.
Bienvenidos a la era de los valores.