Desconocer esta información es una de las primeras causas del fracaso. La clave para que una empresa crezca y se desarrolle es el intercambio con el cliente, si no hay a quién ofrecerle no existe negocio.
Una vez que reconocemos esto, debemos entender que no le vendemos a cualquier persona, depende de la actividad que realicemos será la parte del mercado que nos corresponda. Por ejemplo, si nos dedicamos a la venta de indumentaria femenina es probable que los hombres que vengan a comprar sean muy pocos, por lo tanto orientar una publicidad de nuestro producto a ellos no daría un gran resultado.
Por estas razones es muy importante definir cuál es tu cliente ideal. Este cliente es al que nuestros productos o servicios satisface su necesidad y/o deseo de forma completa, es decir lo que le ofertamos es perfecto para él.
Esta persona está felizmente satisfecha con todos los aspectos del producto y la atención de la empresa, no tiene problemas con el precio ni con las condiciones. Es con quién, generalmente, se desarrolla cierta confianza y fidelidad, y nos recomienda a otros.
¿Cómo reconozco a mi cliente ideal?
Esto es un ejercicio muy práctico. Agarra lápiz y papel, y tómate el tiempo que necesites.
El paso número uno es pensar quiénes de todos nuestros clientes consideramos “ideales”, los factores que pueden llevarte a esta elección pueden ser que abonen en tiempo y forma, que no se quejan de los precios, la forma de comunicarse, la frecuencia con la que nos compran o contratan. Estos son algunos ejemplos, pero por supuesto, cada empresa encuentra sus propias condiciones a destacar.
Una vez que tenemos la lista de los clientes con los que nos da gusto trabajar, y es evidente que el sentimiento es mutuo, vamos a proceder a anotar 3 clases de datos:
1- La edad, el sexo, la ubicación, la situación socio-económica, su estado familiar, sus estudios, su cultura y a qué se dedica.
2- Cuáles son sus pasatiempos, sus gustos, sus deseos y cómo es su relación con el entorno.
3- Qué medios de comunicación utiliza (email, whatsapp, llamadas telefónicas, por medio de la web, redes sociales, de forma presencial, etc).
4- Cuál es su problema, cómo lo resuelve, cómo se siente al respecto y qué más estaría dispuesto a hacer por satisfacer su necesidad.
Con toda esta información (cuanta más puedas recopilar mejor) vas a crear el perfil de tu cliente ideal. Posiblemente debas realizar este procedimiento varias veces hasta que lo encuentres con certeza.
Beneficios de conocer a tu cliente ideal
- Saber quién es nuestro cliente ideal nos permite:
- Comunicarnos de manera adecuada para llamar su atención.
- Ofrecerle ofertas que sabemos que son de su interés.
- Diseñar nuestros productos para satisfacer aún mejor sus necesidades.
- Llegar a ellos por los canales que más utilicen.
- Puedes orientar mejor las estrategias.